domingo, 4 de diciembre de 2016

SOLTARSE DEL YUGO DE LAS OBLIGACIONES

Las obligaciones en realidad solo habitan en nuestra mente. Son jaulas que diseñamos para nuestra vida. Suelen alejarnos de nuestra capacidad de disfrutar, en algunos casos hasta robarnos por completo la energía. El psicólogo Rafael Santandreu las define como una “neura” que posee el ser humano.

Cuando has dejado de cumplir con alguna obligación ¿qué ha pasado? Nada. No se ha acabado el mundo, el sol ha seguido saliendo, el rocío de las mañanas continuó su ritmo habitual.
Estos actos que convertimos en nuestras reglas sagradas, interrumpen en demasiadas ocasiones el aprendizaje de personas de nuestro entorno. Los que nos rodean no necesitan excesos de atención, tan solo demandan compartir emociones comunes pudiendo participar en situaciones o vivencias que sean satisfactorias para todos. Una manera sana de hacerlo es devolver las fuerzas y la responsabilidad sobre su vida para que así puedan disfrutar de sus capacidades. Solo en ese contexto podrán tener la posibilidad de aprender y avanzar.
Repasa tu lista de obligaciones. Ahora revisa cuantas de ellas te hacen de verdad feliz. Te invito a que diseñes otra lista de las acciones que realizas fruto del disfrute. Observa ambas.
¿Qué diferencias encuentras? 
Al leerlas ¿Cuál te sacó una sonrisa?
¿Cuál te movió al conformismo? 
¿Qué edad tienes en este momento? 
¿Deseas seguir acumulando obligaciones? 
¿Cuándo vas a comenzar a vivir? 

Hipotecas, casas, trabajos, maridos, mujeres, padres, hijos…de verdad, plantéate cómo vivían nuestros antepasados en las cavernas. 
En base a este argumento, 
¿Crees que el ser humano ha evolucionado a todos los niveles? 
¿Eran más libres esos antepasados que nosotros? 

Visualiza a un Homo Sapiens Homoneanderthalensis ¿le ves viviendo con algunas de tus obligaciones?...
 Puedes engañarte y razonar que los avances materiales nos han llenado de libertades, pero la realidad es que hemos idealizado esos bienes adquiridos vinculados a la idea de progreso, aunque yo los llamaría de “regreso” a la casilla de salida. Lo que te desapega te libera.
En mi experiencia, a base de errores, me he dado cuenta que solo pueden crearse relaciones sanas si se han desprendido de los factores comunes que se mueven alrededor de las obligaciones. Hacer algo por alguien basado únicamente en el disfrute y no en la obligación, te llevará a conectarte con una forma de vida positiva. 
He aprendido que la verdadera libertad se siente cuando actúas desde el corazón sin estancarte en los juicios ajenos y menos aún en obligaciones que quiebren la vida.

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