viernes, 9 de diciembre de 2016

¿CÓMO TE RELACIONAS CON TU CUERPO?

Este tema va unido de una forma intrínseca a la autoestima. Si no te amas, jamás lograrás amar a tu cuerpo. Hay muchos autores que hablan sobre aceptarse a uno mismo. Yo pienso que puedes aceptarte y a la vez estar en lucha con tu físico.
“La curva es bella”, “la talla 36 es perfecta”,” Qué tía más delgada y qué tremenda está”,” Ese tío está  buenísimo, cómo se le marcan las abdominales”… ¿Os suenan?
Qué estresante es desde que te levantas hasta que te acuestas estar pendiente de lo que comes, o dejas de comer para poder aceptarte. ¡Cuánta energía invertida en algo inútil y por tanto desaprovechada!
Hay personas gorditas y delgadas. ¿Crees que puede hacerte más feliz no comer nada para pesar 58 kilos y que tu creas que a los demás les gustas? O como alternativa ¿Comer, aprendiendo a escuchar a tu cuerpo?
Es muy importante amar tu cuerpo, mirarlo frente al espejo, acariciarlo, aceptar cada centímetro de él. Si después de esto  consideras que te gustaría mejorar algo, puedes empezar aprendiendo a comunicarte con él y con lo que comes.
¿Cómo se hace?
 Hay varias formas, yo compartiré algunas herramientas con las que trabajo.
1- Minimo una comida al día hacerla a solas, en silencio. Si comes con la televisión puesta, no prestas atención a lo que comes. Alimentarte a solas, permite observar cómo te relacionas con cada alimento. Cuál te agrada más, cuál te sacía más, cuál te sienta mejor.
2- Comer despacio. Es muy importante deleitarse con cada bocado, saborear de verdad lo que está llenando de salud y belleza tu cuerpo. Cuando además lo has cocinado tú o lo han elaborado para ti con amor, cada vez que catas un trozo de ese manjar, observarás que tu cuerpo lo acoge de forma distinta.
3- Parar cuando no tengas hambre. Comer por comer no es nada sano, tu cuerpo recibe un mensaje equivocado.
4- Cuando tengas sensación de hambre, pregúntale a tu cuerpo ¿De qué tienes apetito? Salado, dulce, agrio…después para a pensar qué has vivido ese día, qué sensaciones has tenido. A continuación relaciona lo que tu cuerpo demanda, cómo ha ido tu día, cómo lo has gestionado y qué sientes en ese momento. Hay muchas veces que el cuerpo pide dulce después de un día muy tenso y duro, necesita esa dulzura que no ha sentido.
5- Detecta las creencias limitantes aprendidas.”Para estar delgado hay que dejar de comer”, “Eres buen niño si comes rápido”, “Sube la televisión, es sagrado ver las noticias a la hora de la comida”…
Yo tuve muchos problemas con la comida durante gran parte de mi vida, no sabía comer, evitaba escuchar mi cuerpo, me saltaba comidas para adelgazar…El resultado fue tener cuadros hipoglucémicos, mi cuerpo me decía que se sentía poco amado por mí.
He trabajado muy duro para conseguir el reto de amar mi figura, las curvas de mis caderas, conocer que es bueno para mi salud, cuándo de verdad tengo hambre, mirarme al espejo y gustarme.
Una sana autoestima no consiste en convencerse que uno vale sin más, sino que todos además de nosotros mismos, somos y trabajamos conscientemente para ser los más valiosos.

domingo, 4 de diciembre de 2016

SOLTARSE DEL YUGO DE LAS OBLIGACIONES

Las obligaciones en realidad solo habitan en nuestra mente. Son jaulas que diseñamos para nuestra vida. Suelen alejarnos de nuestra capacidad de disfrutar, en algunos casos hasta robarnos por completo la energía. El psicólogo Rafael Santandreu las define como una “neura” que posee el ser humano.

Cuando has dejado de cumplir con alguna obligación ¿qué ha pasado? Nada. No se ha acabado el mundo, el sol ha seguido saliendo, el rocío de las mañanas continuó su ritmo habitual.
Estos actos que convertimos en nuestras reglas sagradas, interrumpen en demasiadas ocasiones el aprendizaje de personas de nuestro entorno. Los que nos rodean no necesitan excesos de atención, tan solo demandan compartir emociones comunes pudiendo participar en situaciones o vivencias que sean satisfactorias para todos. Una manera sana de hacerlo es devolver las fuerzas y la responsabilidad sobre su vida para que así puedan disfrutar de sus capacidades. Solo en ese contexto podrán tener la posibilidad de aprender y avanzar.
Repasa tu lista de obligaciones. Ahora revisa cuantas de ellas te hacen de verdad feliz. Te invito a que diseñes otra lista de las acciones que realizas fruto del disfrute. Observa ambas.
¿Qué diferencias encuentras? 
Al leerlas ¿Cuál te sacó una sonrisa?
¿Cuál te movió al conformismo? 
¿Qué edad tienes en este momento? 
¿Deseas seguir acumulando obligaciones? 
¿Cuándo vas a comenzar a vivir? 

Hipotecas, casas, trabajos, maridos, mujeres, padres, hijos…de verdad, plantéate cómo vivían nuestros antepasados en las cavernas. 
En base a este argumento, 
¿Crees que el ser humano ha evolucionado a todos los niveles? 
¿Eran más libres esos antepasados que nosotros? 

Visualiza a un Homo Sapiens Homoneanderthalensis ¿le ves viviendo con algunas de tus obligaciones?...
 Puedes engañarte y razonar que los avances materiales nos han llenado de libertades, pero la realidad es que hemos idealizado esos bienes adquiridos vinculados a la idea de progreso, aunque yo los llamaría de “regreso” a la casilla de salida. Lo que te desapega te libera.
En mi experiencia, a base de errores, me he dado cuenta que solo pueden crearse relaciones sanas si se han desprendido de los factores comunes que se mueven alrededor de las obligaciones. Hacer algo por alguien basado únicamente en el disfrute y no en la obligación, te llevará a conectarte con una forma de vida positiva. 
He aprendido que la verdadera libertad se siente cuando actúas desde el corazón sin estancarte en los juicios ajenos y menos aún en obligaciones que quiebren la vida.